martes, 30 de noviembre de 2010

SENTIMIENTOS

-Te digo que los sentimientos hay que dominarlos, por algo somos seres humanos.
-No hombre, no. Los sentimientos son para vivirlos intensamente, para dejar que fluyan, lo que se debe dominar son las pasiones.
-¿Una pasión no es un sentimiento exacerbado?
-...

-Déjame que te cuente una pequeña historia:
Tenían tres días de casados, de hecho estaban de luna de miel en un pequeño hotel. Jóvenes con un montón de proyectos e ilusiones.
Esa noche –la tercera luego de la fiesta-, el muchacho bajo a la cocina donde sabia encontraría agua fresca, ya a esa hora el bar no funcionaba. Hacía mucho calor, no podía dormir. Medio en sueños su mujer le pregunto y contesto que a tomar algo de la heladera. Largo rato se quedo mirando dormir la que fue hasta horas nomas su novia desde hacía varios años.
Con la botella en la mano, se dirigió a una especie de terraza que daba sobre un pequeño lago. A esa hora ya empezaba a refrescar, soplaba una suave briza, y apoyado sobre la baranda se sintió satisfecho: la vida le sonreía, tenía un buen trabajo, estaba recién casado con la mujer soñada, se sentía amado.
Sintió que alguien estaba a sus espaldas, se di vuelta y se percato de la presencia de una mujer sentada en la penumbra que lo miraba fijamente.
Se entablo un dialogo superficial, charlaron del clima, de que es difícil dormir con el calor, de lo que cada uno hacia en el hotel. Sin embargo ninguno de los dos prestaba demasiada atención a lo que decía o escuchaba. Cordialmente pero en automático, cada uno parecía escuchar al otro, contestaba y mostraba un fingido interés. En el interior de cada uno algo que no llegaban a comprender, se insinuaba.
En un momento dado, el tomo conciencia de sus pensamientos y casi con horror, descubrió que deseaba a esa mujer. “Esto no puede estar pasándome, estoy recién casado, amo a mi esposa”
Casi con brusquedad se despidió y se dirigió a su cuarto. Un instante antes de dar la vuelta por el pasillo, miro por sobre su hombro y descubrió con alegria que la mujer lo siguió con la mirada.
El dia siguiente transcurrió con total normalidad, el feliz matrimonio realizo una excursión programada, se cansaron de tomarse fotos, vieron el anochecer juntos, cenaron, tuvieron sexo, pero el no pudo evitar acordarse demasiadas veces de la mujer de la terraza.
Esa noche, con cualquier excusa, se dirigió al mismo lugar de la noche anterior. Intentaba convencerse que no podía dormir, que tenia calor. Al momento de llegar y no ver a la mujer se dio cuenta. Fue tal la sorpresa, que le dolió como un martillazo. No podía dominarse, los sentimientos estaban por encima de su voluntad, quedo aturdido.
Con preocupación, con desilusión, y con broca se dirigió a su dormitorio, en el camino una puerta se abrió, y sin querer realmente se llevo por delante la mujer. Fue en ese momento que definitivamente su vida cambiaria. Como si fuera en cámara lenta, sintió su cuerpo a través de la tela del vestido, el pelo le rozo el rostro, sintió su perfume. Con una actitud absolutamente irracional, aferro la cintura de la mujer y la atrajo. Para ninguno de los dos fue sorpresa, se besaron largamente, y en forma natural entraron a la habitación de ella.
Por supuesto que luego de ese momento de pasión inicial, se sintió culpable, lo que acababa de cometer era la peor de las infidelidades. Pero al mismo tiempo se dio cuenta que esa y no otra, era la mujer de su vida.
Hombre convencido de que los sentimientos se viven y no deben ser reprimidos, le confesó a su flamante esposa lo ocurrido. Por supuesto que la separación llego antes que terminara la luna de miel.
- …

-Insisto: el tipo debió aguantarse los sentimientos…

-Estas confundido, no eran sentimientos, era calentura

-No, calentura no, si tenía sexo todas la noches con su mujer.

-Calentura con la otra.

-Puede ser pero ojo, porque la historia no termina acá.
-El muchacho luego de la separación, se junto con la mujer de la terraza, vivieron 40 años juntos, incluso tuvieron hijos y nietos.

-Pero entonces es una historia de amor, te das cuenta que tenía razón, a los sentimientos no hay que reprimirlos, tuvo un final feliz gracias a no someterlos a la razón.

-Puede ser, la mujer del tipo también se dejo llevar por los sentimientos.

-¿Que paso?

-Se suicido un mes después del divorcio.

Tarquino 30-11-10

DEFENSA DE LA MENTIRA

La mujer se prueba un vestido, y mirándose al espejo, le pregunta a su marido, amante, compañero, etc.: “¿Como me queda?”
Es sabido que al 99 % de las mujeres no les interesa realmente nuestra opinión, ya saben, o creen saber, como les queda. Entonces, ¿cual debe ser nuestra respuesta a esta pregunta?: ¿Debemos contestar con la verdad?
Veamos: Supongamos que le queda bien, la respuesta obvia es: ¡fantástico! Supongamos que le queda mal, tenemos dos posibilidades. ¿Que logramos con la verdad? Como la señora en cuestión ya tiene una opinión formada, incluso sabiendo que le queda mal, (pero por algo lo eligió), lo que pasara es que se enojara con nosotros...(no me pregunten por que, pero pasara). En cambio si mentimos, hasta es posible que se sienta más segura y de alguna manera, el famoso vestido le quede mejor.
Para que quede claro: Si mentimos creamos una situación que trae aparejado beneficio, para ella, y por ende a todos aquellos que se relacionen con nosotros: Estamos mas tranquilos, trataremos mejor a cualquiera, repartiremos amabilidad y buenos tratos, etc. O sea, mucha gente más contenta, por el solo hecho de mentir.

El tipo se quiere compra un auto: Si tiene plata, no existe problema, se compra un cero kilómetro o un usado con garantía y asunto resuelto. Pero si solo tiene para comprarse una batata, tiene un problema. Aca es donde aparece la figura del siempre denostado “vendedor de autos usados”. Este debe necesariamente mentir. Cualquiera, desprevenido, supondrá que lo hace para su propio beneficio, y es probable que así sea, pero aun sin saberlo, este sufrido trabajador, lo hace para el bien común.
Me explico: si les dice la verdad, o sea que lo que pretende comprar con lo que tiene, es una maquina de crear problemas, que es una porquería, que con suerte les durara hasta que terminen de pagar el crédito, etc. ¿Qué logro?, primero desilusionar al comprador ¡y a toda su familia!, segundo atentar contra la economía de mercado. Esto trae aparejado frustración, irrespeto para con el jefe de familia, “que no puede ni comprarse una albóndiga”, más frustración…no quiero seguir pues se me puede acusar de exagerado.
Ahora bien, ¿que pasa si miente descaradamente? ¡Agradecimiento!. ¿Por qué?: el comprador sabe que la plata que tiene no le alcanza para nada, pero su deseo es mayor que su entendimiento. ¿Es irracional?, claro que lo es, como también es irracional que espere que le digan lo que quiere oír. Quiere que lo convenzan de hacer una estupidez. Pasa lo siguiente: Cuando sale con la albóndiga, se siente el rey de la creación, no hay nada que pueda oscurecer su alegría y su orgullo. Ante la comunidad y sobre todo ante su familia, es el héroe, que todos ahora verán con claridad.
Por supuesto que al poco tiempo el rodado, deja de rodar, y se dan cuenta que no sirve ni para chatarra, pero los inevitables reproches que se haga y le hagan su familia, no son tan malos:
Se dirá a si mismo. “El vendedor me cagó” (Culpable el otro, no yo)
La familia, le hará comentarios como: “Lo que pasa es que sos demasiado honesto, y no podes ver la mentira en otros” (recriminación, con elogio incluido)
Y como si fuera poco, el noble vendedor ha contribuido al desarrollo del mercado. Además no debemos olvidarnos de las familias de los mecánicos, de los repuesteros, los fabricantes de piezas truchas, etc, etc.

Como se puede apreciar la tarea de nuestro abnegado vendedor es enorme.

Pensando en positivo, la mentira debe ser total y absolutamente interesada.
Lo que planteo es que debe siempre útil. Que quede claro que no me refiero a lo políticamente correcto. No, se deberá responder siempre lo que mas beneficios ocasiona. Tampoco estoy aconsejando beneficiarse uno, todo lo contrario, lo útil, debe ser para la situación toda, casi se podría pensar que nuestra respuesta o comentario debería mejorar la calidad de vida de la humanidad en su conjunto.
Es mas, cuanto mas importante el tema, mas necesaria la mentira. Con algo tan trivial como un vestido (lo de trivial, es bastante dudoso), logramos poner contentos a varias personas – como mínimo ella y nosotros – Pensemos en algo que nos trasciende, en algo que involucre a miles. Sueños, intereses, realizaciones, de toda una comunidad. No, no podemos se tan egoístas de negarles la felicidad solo para cumplir un mandato religioso o maternal, pero en todos los casos cultural.

La mentira debe responder siempre a un fin (como ahora, pero donde todo el mundo no solo sabe que existe, sino que es una obligación)
Cuando sea moneda corriente, nadie esperara la verdad, solo se preguntaran cosas para conocer al otro. En base a sus respuestas podremos determinar, como ven al mundo, en general como piensan, cuales son sus metas, en fin sabremos, quien es quien Por supuesto que la persona que responde, tendrá un criterio determinado con respecto a que es lo mejor. Ese criterio puede ser totalmente opuesto al nuestro o incluso al bien común. Justamente conoceremos a las personas en base a sus respuestas.

¿Para que existe el concepto de verdad o mentira?, o mejor: ¿Para que se nos inculca que debemos decir siempre la verdad?: ¡Para mentir! Son los deshonestos que se aprovechan de las enseñanzas equivocadas de nuestros padres y maestros.
Al fin y al cabo, actualmente, nunca sabemos a ciencia cierta si nos dicen la verdad o no. Con lo que propongo tendremos la seguridad absoluta de que nos mienten, pero lo hacen con un fin superior, y justamente ese fin, determina o califica la persona.
Me dirán: “el fin no justifica los medios”. De antes de Maquiavelo, ya se trampeaba con esto. Pero además, como en definitiva propongo desterrar el concepto de verdad o mentira, ya no es un medio mentir (o decir verdad) para lograr un fin, ya es una conducta, licita como cualquier otra. O acaso cuestionamos, por ejemplo votar (medio) para ejercer nuestros derechos democráticos (fin)

Motivos para defender e instituir la mentira sobran, sospecho que no se hace por poco comprometidos o incluso cobardes.
Los honestos al mentir, según lo acabo de explicar, nos obligamos a tomar partido, a defender una causa o situación determinada. Al mentir provocamos cambios, concientemente nos jugamos. Si nos equivocamos el resultado es negativo, obvio. Pero justamente los logros – positivos – exigen riesgo, “compromiso”. Si solo decimos la verdad crudamente, no provocamos nada, somos espectadores pasivos, no aportamos. Como dije antes: cobardes y egoístas.
Cobardes por no comprometerse y jugarse, egoístas por pensar en la mas cómoda: decir la verdad y ya esta.

Tarquino 31/03/09

lunes, 29 de noviembre de 2010

Discutirme, que me gusta

-¿Otra vez te vas?
-Sí, es domingo voy a la cancha.
-¡Ya sé que día es! Tus hijos también lo saben, esperaron toda la semana para estar con vos.
-No es para tanto, me voy un rato.
-Un rato no, te vas toda la tarde. ¿Por qué no haces algo útil en vez de perder el tiempo con el fútbol?
-Claro si fuera Gauguin y me fuera a pintar a las islas del pacifico, sería un artista.
-No vas a comparar, ese dejó obras maravillosas, por siglos la humanidad se lo agradecerá.
-O sea: ¿El fin justifica los medios?
-¿Qué decís?
-El tipo deja a su mujer e hijos muertos de hambre, se las toma para cumplir su “vocación”, pero como le sale bien lo que pinta, está perdonado, y no solo eso, sino que se lo agradecen.
-¡¿Aah, estás halando en serio?!
-Por supuesto.
-A ver: el “tipo” como lo nombrás, era un ser humano, sufría si no pintaba, y le dolía no estar con su familia. No sé, si no se pasó la mitad de su vida arrepintiéndose.
-Pero andá. ¿Realmente te lo crees? ¿No será que se borró justamente porque necesitaba pintar por el mismo y le importaron cuatro pitos los demás?, incluidos sus hijos y esposa.
-Puede ser, o no.
-¿Te doy otro ejemplo?
-¿A ver?
-Estabas el otro día comentando que viste por televisión la historia de Eduardo que abdicó para casarse con una plebeya. Se te llenaron los ojos de lágrimas por el enorme amor del tipo, que dejó nada menos que el reino más importante del momento, por una mujer.
-Sí, ¿y no te parece súper noble?
-Para nada, el tipo se cagó en su pueblo, en su familia, en los impuestos que pagaron todos los ciudadanos del reino para qué él los represente, ¿todo por qué?, porque estaba caliente con una mina. Mirá, con el poder que tenía, hubiese sido más noble que la viera a escondidas y que cumplirá la misión que se le encomendó.
-Si es lo normal, pero asqueroso.
-Puede ser, pero no tengas dudas: ése sí que fue egoísta, solo pensó en su propia comodidad. La más fácil: como tenía ganas de estar con una fulana, mando todo al diablo, le importó un comino su gente y se olvidó de sus responsabilidades. Y la hizo bien: se excusó diciendo que lo movía “el amor”, con esto logro que todo el mundo lo tratara como un mártir, como si lo que dejara fuera un sacrificio, y en realidad sacrificio hubiese sido hacer las cosas por los demás, o sea aceptar sus responsabilidades, con o sin mujer al lado.
-Es el mismo ejemplo que el anterior. ¿Por qué esá es la única explicación?
-¡No hay otra!
-¿A no? No somos maquinitas, que tenemos que hacer solo lo correcto y lo que la sociedad espera de nosotros. Puede darse, como en este caso, que fue todo un sacrificio, un acto de valentía, hacer justamente lo que le dictaba el corazón, y no lo que se esperaba.
¡ja! Como mi caso. El corazón me dicta ver el partido. Quedarme con los chicos es lo que se espera.
-…alguna diferencia debe haber: lo tuyo es medio patético.
-¿Por qué? ¿Por qué hago lo que me gusta, porque no soy una “maquinita”?
-Pasa que con tu criterio, se justifica cualquier cosa. ¿No es bueno hacer algo por los demás?
-Es que nadie hace nada por los demás. Todos lo hacen por su propia satisfacción, hasta el gesto más noble es por uno mismo.
-¡Claaaro! La Madre Teresa era una egoísta que todo lo hizo por ella, los demás fueron instrumentos de sus necesidades.
-Y mirá, no sé si no es así. Su vocación era ayudar, por lo tanto, es por ella que se preocupa y trabaja por los semejantes.
-Algo en el razonamiento debe estar mal. No puede ser que sea lo mismo ir a ver un partido de fútbol, que lo que hizo la Madre Teresa. No es la misma vida, la tuya, que pone pasión por un montón de tipos detrás de una pelota, que la que tuvo Gandhi detrás de un ideal, un pueblo. ¡Un modelo de ser humano!... Y ándate de una vez, que se te hace tarde.
-…Ufa… ¿Dónde están los chicos?

Tarquino - 26-04-10

INMUNE

INMUNE


Somos cuatro hermanos, mi hermana es la menor. Cuando tendría más o menos 18 o 19 años, era hermosísima, pero más que eso: muy llamativa. Alta, muy rubia, de ojos celestes, y un cuerpo casi perfecto. Como si fuera poco, estudiaba para profesorado de educación física. Ella, muy consiente, lo disfrutaba y usaba. Realmente llamaba la atención.
Hay una anécdota que creo refleja mejor lo que quiero decir:
En esa época era aficionado a la fotografía, tenía muy buenos equipos, y entre éstos un teleobjetivo que permitía sacar desde muy lejos. La diversión con uno de mis hermanos, consistía en ponerle una minifalda, una blusa con generoso escote y mandarla a caminar por las calles de la pequeña ciudad donde vivíamos. Mientras tanto, nosotros con la cámara fotográfica, desde la vereda de enfrente y bastante alejados, sacábamos fotos de las caras de los tipos que se cruzaban con ella. Luego de reveladas las instantáneas, comenzaba el festín: ¡qué caras!, ¡qué gestos!, ¡qué poses! Se podría escribir un tratado de la idiosincrasia masculina...
Obviamente no solo la miraban y algo mas los desconocidos, sino también, con distintos grados de discreción, prácticamente todos. Cierta vez, Carlos, - amigo de toda la vida -, me dice:
- Che, ¿no te pone de la nuca, cómo miran a tu hermana? !Sabes las cosas que deben estar pensando!
- … Y sí, más o menos las mismas que imagino yo con la tuya o con tu primita.
- Pará loco: ¡hay cosas con las que no se jode! -, me contestó.


A los 19 años, la que luego sería mi mujer, era de una belleza singular. Sin embargo, no tenía ninguna conciencia de lo que despertaba a su paso. Me acuerdo en una ocasión, nos encontramos en una esquina, y verla venir ya era una fiesta. Estaba con un vestido clarito muy corto, ajustado, que le quedaba perfecto. Al llegar a mi lado, casi llorando, me cuenta que los hombres son todos una porquería, que no paraban de decirle cosas, y en el subte unos tipos la miraban de tal forma, que parecía que la estaban violando.
Relatándome esto, un poco para saludarme y otro para ocultar las primeras lágrimas, me pone los brazos alrededor del cuello. Yo soy bastante mas alto que ella, de manera que el vestido se sube. Enfrente nuestro, en esa esquina hay una vidriera que me devuelve su imagen de espalda, donde se va claramente: ¡su bombacha!
- Nena, ¿en el subte, viajaste parada?
- Y sí, obvio, a esta hora viaja todo el mundo.

Una vez, mi jefe, me comento que nos vio a los dos por la calle. Incluso me describió el pantalón de mi novia: “azul, a lunares blancos ajustado, de tiro corto” Y hace comentarios como: “que linda, que bien formada..., etc”. Me dice:
- Si a mi mujer la miraran como miran a tu novia, yo sería asesino serial.
- Cuidála -, remarcó.
-
Con la futura madre de mis hijos, la pasábamos bien, siempre riéndonos, haciendo bromas. En nuestras conversaciones de enamorados nos preguntábamos, como todos, qué te gusta, qué no, como me ves, etc. En una oportunidad, muy seria me comenta:
- Una de las cosas que más me gusta de vos es que me haces reír, adoro tus bromas, tus salidas ¡como disfruto el que me hagas reír!



Muchos años después, ya con varios hijos, mi mujer comenzó una carrera terciaria. Como tenía su propio auto, lo usaba para ir a la facultad. A la vuelta, de noche, que en general era muy tarde, traía a varios compañeros, sobre todo a uno – Daniel -, que vivía a pocas cuadras de nuestra casa.
Este, era un muchacho normal, un poco más joven que yo, ni más feo ni mas lindo, divertido, amable, incluso parecía inteligente.
Una vez, un cliente mío, que obviamente conocía a mi mujer, pero no sus actividades, los vio circulando en el auto. El tipo, no se si de puro metido o realmente para ayudar, me lo cuenta. Le explico que es normal, que venía de la facultad, que el acompañante es un amigo, que lo conozco... En fin, le doy las gracias y me olvido del tema.

Una noche al regresar mi mujer, después de dejar a Daniel, la veo contenta, sonrojada, con los ojos brillosos.
- ¿Qué te pasa, estás bien?
- Sí, lo que pasa, vos sabes como es Daniel... En todo el camino de vuelta no hace otra cosa bromear. Tiene cada ocurrencia... Me hace matar de la risa.

No dije nada, pero en ese momento lo sentí. Por primera vez comprendí: a mi amigo de la juventud, a mi jefe, al cliente metido, comprendí a todos los hombres que alguna vez sintieron, para mal o para bien, lo mismo.

Tarquino 20-11-09

SUEÑOS

Dormía totalmente relajado. En la cuarta fila, al lado de la ventanilla del enorme avión, el hombre hasta parecía divertido.
Maduro, ya con abundantes canas; por su ropa, su bronceado, su reloj, se podía comprobar que su situación económica era más que holgada.
Dormía y soñaba. En su sueño se veía a sí mismo dentro de un lujoso yate, en un mar transparente, pescando un enorme escualo. El aire era de una limpieza admirable, una suave brisa, y todo el sol para él y su presa.
La voz del capitán de la nave, que anunciaba la llegada, lo despertó. Lo hizo de muy buen humor, recordando lo que estaba soñando.
“Pensar que en pocas horas ese sueño se hace realidad”
Hubo de reconocerse con una media sonrisa en los labios que tal vez el pescado no sería tan grande.
Se sentía muy bien consigo mismo. Podía tomar estas excursiones dos o tres veces por año. Su industria hecha prácticamente de la nada, daba muy buenos dividendos.
“Pensar que ni siquiera tengo un título profesional”. Se dio cuenta de que si bien no lo necesitaba, era una asignatura pendiente.

Cuando la voz del comandante lo despertó, el sueño sin saber dónde ir, rápido se cobijó en un bebé, que plácidamente dormía en brazos de su madre.
Ausente a todo siguió durmiendo, aun después de que sus padres recogieran el equipaje, y tomaran un taxi.
Muchos años después, éstos se preguntarían:
-¿De dónde sacó éste su afición por la pesca?
En el taxi, el hambre lo despertó. Para la madre que lo amamantaba fue muy sencillo calmarlo.

El taxista que los llevaba, automatizado con la conducción, ni siquiera se percato que el bebé lloraba. Totalmente absorto en sus pensamientos, notaba que hacía mucho tiempo que se prometió tomarse aunque más no fuera cuatro o cinco días de descanso. Podría alquilar una casita junto al mar, pescar alguna corvina, hacerla a la cacerola... Se dijo a sí mismo:
“Esta noche le digo a la bruja que nos vamos unos días, que alegrón le voy a dar”.
Cuando llegó, ya tarde, se acordó de que su señora se pasó la noche anterior cuidando a su madre. No le extrañó que no lo esperara despierta, como habitualmente lo hacía.
Comió lo que le dejo preparado y en silencio se acostó en la cama matrimonial.

Unas horas más tarde, amaneciendo, se despertó sobresaltado, su mujer a su lado se quejaba casi a los gritos.
-Una pesadilla.
-Debía ser terrible por lo que te quejabas.
-Soñé que estábamos en un barco, en el medio del mar, me caía al agua, nadie se daba cuenta y veo que se me acerca un enorme tiburón, el buque se alejaba y yo indefensa…

El sueño, asustado y confundido, se refugió en una mujer ya mayor que vivía en un departamento cercano. La mujer ya estaba semi despierta. Notaba que cada vez dormía menos.
“Será que el cuerpo sabe de mis años y quiere aprovechar lo que me queda”
Era una mujer que aprendió a darle una importancia relativa a los sentimientos, las angustias o las esperanzas incumplidas. Por eso le llamó la atención que se sintiera nerviosa esa mañana. Le costó un buen rato tranquilizarse y volver a la rutina ordinaria.
Despertó al muchacho y éste, como pudo, tomó un baño, desayunó, y se fue a trabajar.
La anciana recordaba perfectamente, su carita de susto cuando quedó abandonado en el hospital con dos años de vida. Ella, enfermera del turno noche, sola, pronta a jubilarse, contra toda lógica, lo adoptó.
Al principio fue duro, pero el chico pronto demostró aptitudes para el estudio y una voluntad de hierro. Con mucho orgullo pensó en el sacrificio que éste, ahora casi hombre, hacía todos los días. Sabía que se quedaba hasta cualquier hora estudiando y además el trabajo diario.

Todavía medio dormido el muchacho manejaba la lancha con todos esos señorones a bordo. A pesar de ser un simple empleado del dueño de las lanchas y botes, era consciente de lo que les costaba a cada uno de los pescadores esa excursión.
Cuando se detuvieron, en la quietud del océano, para tirar líneas, como en una semi hipnosis, siguió repasando los estudios que le llevaron buena parte de la noche.

Uno de los pescadores la noche anterior, sin querer realmente, tomó un poco de más. Sin darse cuenta, y a pesar de la animada charla a su alrededor, se quedo profundamente dormido.
Media hora más tarde, despertó bastante repuesto. Lo primero que le vino a la mente fue: “Si tengo tiempo para estas vacaciones, tengo tiempo para estudiar”
Sin saber bien por qué, ya estaba deseando terminar el día de pesca.


Tarquino 15-05-2010