martes, 30 de noviembre de 2010

DEFENSA DE LA MENTIRA

La mujer se prueba un vestido, y mirándose al espejo, le pregunta a su marido, amante, compañero, etc.: “¿Como me queda?”
Es sabido que al 99 % de las mujeres no les interesa realmente nuestra opinión, ya saben, o creen saber, como les queda. Entonces, ¿cual debe ser nuestra respuesta a esta pregunta?: ¿Debemos contestar con la verdad?
Veamos: Supongamos que le queda bien, la respuesta obvia es: ¡fantástico! Supongamos que le queda mal, tenemos dos posibilidades. ¿Que logramos con la verdad? Como la señora en cuestión ya tiene una opinión formada, incluso sabiendo que le queda mal, (pero por algo lo eligió), lo que pasara es que se enojara con nosotros...(no me pregunten por que, pero pasara). En cambio si mentimos, hasta es posible que se sienta más segura y de alguna manera, el famoso vestido le quede mejor.
Para que quede claro: Si mentimos creamos una situación que trae aparejado beneficio, para ella, y por ende a todos aquellos que se relacionen con nosotros: Estamos mas tranquilos, trataremos mejor a cualquiera, repartiremos amabilidad y buenos tratos, etc. O sea, mucha gente más contenta, por el solo hecho de mentir.

El tipo se quiere compra un auto: Si tiene plata, no existe problema, se compra un cero kilómetro o un usado con garantía y asunto resuelto. Pero si solo tiene para comprarse una batata, tiene un problema. Aca es donde aparece la figura del siempre denostado “vendedor de autos usados”. Este debe necesariamente mentir. Cualquiera, desprevenido, supondrá que lo hace para su propio beneficio, y es probable que así sea, pero aun sin saberlo, este sufrido trabajador, lo hace para el bien común.
Me explico: si les dice la verdad, o sea que lo que pretende comprar con lo que tiene, es una maquina de crear problemas, que es una porquería, que con suerte les durara hasta que terminen de pagar el crédito, etc. ¿Qué logro?, primero desilusionar al comprador ¡y a toda su familia!, segundo atentar contra la economía de mercado. Esto trae aparejado frustración, irrespeto para con el jefe de familia, “que no puede ni comprarse una albóndiga”, más frustración…no quiero seguir pues se me puede acusar de exagerado.
Ahora bien, ¿que pasa si miente descaradamente? ¡Agradecimiento!. ¿Por qué?: el comprador sabe que la plata que tiene no le alcanza para nada, pero su deseo es mayor que su entendimiento. ¿Es irracional?, claro que lo es, como también es irracional que espere que le digan lo que quiere oír. Quiere que lo convenzan de hacer una estupidez. Pasa lo siguiente: Cuando sale con la albóndiga, se siente el rey de la creación, no hay nada que pueda oscurecer su alegría y su orgullo. Ante la comunidad y sobre todo ante su familia, es el héroe, que todos ahora verán con claridad.
Por supuesto que al poco tiempo el rodado, deja de rodar, y se dan cuenta que no sirve ni para chatarra, pero los inevitables reproches que se haga y le hagan su familia, no son tan malos:
Se dirá a si mismo. “El vendedor me cagó” (Culpable el otro, no yo)
La familia, le hará comentarios como: “Lo que pasa es que sos demasiado honesto, y no podes ver la mentira en otros” (recriminación, con elogio incluido)
Y como si fuera poco, el noble vendedor ha contribuido al desarrollo del mercado. Además no debemos olvidarnos de las familias de los mecánicos, de los repuesteros, los fabricantes de piezas truchas, etc, etc.

Como se puede apreciar la tarea de nuestro abnegado vendedor es enorme.

Pensando en positivo, la mentira debe ser total y absolutamente interesada.
Lo que planteo es que debe siempre útil. Que quede claro que no me refiero a lo políticamente correcto. No, se deberá responder siempre lo que mas beneficios ocasiona. Tampoco estoy aconsejando beneficiarse uno, todo lo contrario, lo útil, debe ser para la situación toda, casi se podría pensar que nuestra respuesta o comentario debería mejorar la calidad de vida de la humanidad en su conjunto.
Es mas, cuanto mas importante el tema, mas necesaria la mentira. Con algo tan trivial como un vestido (lo de trivial, es bastante dudoso), logramos poner contentos a varias personas – como mínimo ella y nosotros – Pensemos en algo que nos trasciende, en algo que involucre a miles. Sueños, intereses, realizaciones, de toda una comunidad. No, no podemos se tan egoístas de negarles la felicidad solo para cumplir un mandato religioso o maternal, pero en todos los casos cultural.

La mentira debe responder siempre a un fin (como ahora, pero donde todo el mundo no solo sabe que existe, sino que es una obligación)
Cuando sea moneda corriente, nadie esperara la verdad, solo se preguntaran cosas para conocer al otro. En base a sus respuestas podremos determinar, como ven al mundo, en general como piensan, cuales son sus metas, en fin sabremos, quien es quien Por supuesto que la persona que responde, tendrá un criterio determinado con respecto a que es lo mejor. Ese criterio puede ser totalmente opuesto al nuestro o incluso al bien común. Justamente conoceremos a las personas en base a sus respuestas.

¿Para que existe el concepto de verdad o mentira?, o mejor: ¿Para que se nos inculca que debemos decir siempre la verdad?: ¡Para mentir! Son los deshonestos que se aprovechan de las enseñanzas equivocadas de nuestros padres y maestros.
Al fin y al cabo, actualmente, nunca sabemos a ciencia cierta si nos dicen la verdad o no. Con lo que propongo tendremos la seguridad absoluta de que nos mienten, pero lo hacen con un fin superior, y justamente ese fin, determina o califica la persona.
Me dirán: “el fin no justifica los medios”. De antes de Maquiavelo, ya se trampeaba con esto. Pero además, como en definitiva propongo desterrar el concepto de verdad o mentira, ya no es un medio mentir (o decir verdad) para lograr un fin, ya es una conducta, licita como cualquier otra. O acaso cuestionamos, por ejemplo votar (medio) para ejercer nuestros derechos democráticos (fin)

Motivos para defender e instituir la mentira sobran, sospecho que no se hace por poco comprometidos o incluso cobardes.
Los honestos al mentir, según lo acabo de explicar, nos obligamos a tomar partido, a defender una causa o situación determinada. Al mentir provocamos cambios, concientemente nos jugamos. Si nos equivocamos el resultado es negativo, obvio. Pero justamente los logros – positivos – exigen riesgo, “compromiso”. Si solo decimos la verdad crudamente, no provocamos nada, somos espectadores pasivos, no aportamos. Como dije antes: cobardes y egoístas.
Cobardes por no comprometerse y jugarse, egoístas por pensar en la mas cómoda: decir la verdad y ya esta.

Tarquino 31/03/09

No hay comentarios:

Publicar un comentario